viernes, 7 de mayo de 2010

Crítica Woody Allen

Cuando oí las palabras “ciclo Woody Allen” un escalofrío me recorrió la espalda. Nunca fui muy dado a alabar a los iconos preestablecidos por el tiempo y la sociedad, en parte por mis prejuicios a idolatrar a personajes que mucha gente sigue por ser guay (perdón, cool queda mejor), entre los que se encuentra (o encontraba) Woody Allen y su cine.


Mis anteriores contactos con el cine del neoyorquino habían sido “La maldición del escorpión de Jade” (ni recuerdo de que iba) y una patética e infumable “Vicky Cristina Rollocelona”, así que los precedentes no eran demasiado halagüeños.


Primer intento. Annie Hall. Pulso el Play y BANG! Una película ágil y divertida, una disección de las relaciones de pareja con gags muy originales y divertidos y permitiéndose una moraleja final. Chapeau por el retaco escondido tras sus eternas gafas, me había conseguido callar. Esto si es el tan cacareado cine de Woody Allen, esto si merece la pena, esto si es una comedia a ratos, genialidad a tiempos marcados.


Segundo asalto. Manhattan. VO, blanco y negro. La cosa va por buen camino. Y dos de dos, Mr Allen. Con su tono marca de la casa va trazando una historia de amores y desamores que se mezcla con esos chistes y frases ingeniosas, que incluye referencias culturales para que poco después las desgranes en el buscador de turno, y deja patente quien es su amor de verdad, la ciudad de Nueva York, eterna protagonista en sus películas, invisible en los créditos. ¿Al nivel de Annie Hall? Supongo que en mi escala personal las pondría al mismo nivel.


Llega la joya de la corona. La película que conseguiría que me levantado a aplaudir en los créditos si la hubiese visto en el cine. Ladies and gentleman, Desmontando a Harry. O mejor dicho, análisis profundo de una persona en una hora y media. ¿Qué tiene esta película? Todo: los chistes y frases son más mordaces e irónicas que nunca, las reflexiones sobre uno mismo, el hombre desenfocado,… Sería mejor preguntarse que no tiene, pero para eso también hay respuesta: 30 minutos más de película para poder seguir disfrutando de verdadero cine. Si solo hubieses hecho esta película, para mí esa estatua en Uría seguiría siendo merecidísima.


Y ya por ultimo la película más actual de este ciclo, Misterioso asesinato en Manhattan. Un desarrollo original sobre un asesinato (¿o no?) y la peculiar búsqueda de la verdad de la mano de una intrépida Diane Keaton (para mí gana con los años esta mujer, he dicho) y un neurótico Woody que con el paso de la película gana en protagonismo y gracia. Pese a todo, de las cuatro películas expuestas es la que peor parada sale, quizás porque el resto de películas son “titanes de la filmografía” como diría algún crítico con ganas de tirar de topicazos. Aun así, recomendable para esas tardes que no tienes nada que hacer (o no hay ganas de hacer nada).


Como conclusión añadir que el señorito de metro y medio (aproximadamente), exitoso con las mujeres (al menos en sus películas) y terriblemente gracioso a su manera (el estilo Woody Allen, tienes que verlo para creerlo) ha conseguido quitarme los prejuicios sobre su cine, y eso vale mucho mas que todas las buenas puntuaciones que le puedan poner a sus películas en cualquier periódico o revista. Que bonito es poder callar bocas, ¿verdad Woody? Y que satisfactorio es poder abrirla para poder expresar otra vez que has hecho que me tenga que quitar el sombrero (cuando lo compre).


Isma


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