Sucedió todo muy rápido. El paseo nocturno, un desconocido, una mirada (otra más, pensó), cerrar los ojos y sentir un golpe. La calma durante la tormenta.
Cuando su madre se derrumbó al oír que estaba ingresado no sabía que nunca podría oírle decir cuanto la quería y agradecía sus cuidados. Todo se acabó con la noticia última: Síndrome de cautiverio.
En ese momento lo miró con todo el amor que solo ella podía albergar a esa parte de su ser que se encontraba atada a la cama. Vio sus ojos, que ella siempre creyó que no eran de este mundo, y en ellos solo pudo ver reflejada su esperanza por volver a sentirse abrazada por su hijo.
Fue en ese momento fugaz, lo que dura una mirada (¿otra más?), cuando ella quiso creer. Una sonrisa.
Isma
quien sonrie? ;P
ResponderEliminar(lo mío no es obedecer...)
Escafandra a tope
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